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¿Cómo estás llevando estos días?
Hoy estoy bien. Había hecho dos de esas entrevistas que todo artista desea, en medios generalistas, grandes, pero yo disfruto más con entrevistas así, de hecho he tenido otra con un medio también especializado en música, y lo disfruto más. Estoy feliz porque voy a acabar el día sin irme cabreada a casa (risas).
¿Qué te llega de este IGNIS tan gráfico?
Es cierto que a lo que yo llamo seguidores son personas muy fieles y de ellos generalmente siempre llegan palabras bonitas. Hay algunos que te pueden decir eso de “de primeras me ha costado”. Lo más novedoso aquí es la sorpresa de escuchar un disco entero, de arriba a abajo, que casi los he obligado, y creo que el resultado no es malo. Alguno, de primeras, me ha podido decir eso, que le ha descolocado en una primera escucha, y hablo de seguidores de toda la vida, de ese público fiel que me ha hecho la carrera, porque así es, y luego han ido adentrándose en el disco y te van comentando los detalles que van encontrando en las canciones. Lo que estoy notando es que he hecho un disco que se quema, y desde que lo he lanzado, no paran de generarse incencios. ¡Estoy apagando fuegos todo el día! Dentro de todos ellos, ha habido gente que se me ha caído por no creer en la forma. Yo seguía muy fiel a lanzarlo así, de una forma muy determinada, porque en realidad hice este disco para mí. Las espectativas… ¿gustarle a las listas?, ¿a las radios? Yo empecé en un año en el que no existían las redes sociales. Primero era la televisión, y luego eran las radios, luego vinieron los festivales, después las listas de reproducción, y ahora las redes, siempre con la idea de alcanzar las expectativas de otros. Con este disco quise hacerlo así, y a ver si por una vez cumplo las mías y no las de los demás. Y aunque ha habido gente que se ha bajado sobre la marcha y de forma abrupta por no creer, estoy contenta porque este disco, por la forma en la que lo he sacado y en los tiempos que corren, debería estar ya muerto. Las canciones se solapan, se lanzan muchos singles, yo misma en mi anterior disco saqué hasta cinco singles, y en aquel momento me quedó la sensación de vacío absoluto cuando salió el disco. Es que para ese momento ya estaba destripado, si es que queda solo que la gente vea el packaging, y tres temas. ¿Por qué he hecho una obra entera para terminar cortándola como el chopped y lanzarla? IGNIS salió el 25 de octubre, y a lo mejor estoy cantanto victoria demasiado pronto, pero han pasado casi dos meses y yo sigo haciendo entrevistas. Está como en un cuentagotas que es fruto de que las cosas están llegando cuando la gente está escuchando el disco. Por lo tanto, a priori, ya me está durando más que lo que en un principio hubiera durado de haber sacado tres singles, y una vez que lance el disco ya no tengo nada más que comunicar. Habla el disco, no yo, y eso es muy positivo.

Además dura 43′, nada común hoy en día.
El primer fuego que me lanzaron en septiembre fue que iba a salir Arde Bogotá con una canción de ocho minutos. Yo tengo tres o cuatro temas de seis, la media es de cinco, y solo hay uno que dura tres minutos. Yo no sé hacer canciones más cortas, quizás vengo de otra generación o de otro desarrollo, o que me gusta deleitarme mucho en las letras. Aunque parezca que se conoce más mi faceta como letrista, musicalmente soy una chica que está jugando constantemente con un cubo de Rubik en las estructuras de las canciones. Incluso si me aprietas, te diré que es lo que más tardo en elaborar, pero tiene que ver con cómo va a ser la forma de cada canción. Para las letras tardo muy poquito, es fácil para mí, pero disfruto mucho en la parte musical, creando las estructuras. Entonces es difícil que llegue a un estudio y cambie una estructura, porque vienen ya muy trabajadas. Son canciones complejas, que tienen muchas partes, entiendo que es un disco que hay que digerir con paciencia, pero en un mundo donde todo es inmediato, donde se premian cosas mucho más simples (por decir algo amable), que alguien quiera escuchar mi complejidad es genial, y si no, no pasa nada, pero no quiero hacer lo otro. A veces se me plantea como una artista que va en contra de la industria, y considero que este no es el caso. Mirlo blanco quizás sí, porque yo estaba cabreada con la industria, aunque creo que llevo cabreada desde el momento en el que conocí cómo funcionaba. Pero este disco no va en contra de la industria, simplemente es a favor mío. ¿Significa esto que estoy en una época que no me corresponde y que me he emperrado en que funcione algo que se sale de los parámetros del hoy? Pues es que no sabría hacerlo de otra manera.
De hecho, no da la sensación de que lo hagas para que funcione, como forzado.
Y no es solamente el hecho de no lanzar singles, es el packaging, las colaboraciones… Tengo la ingenuidad o la estupidez que he tocado un techo en relación a las colaboraciones (en mis discos) y todas han surgido de forma muy natural y orgánica, con mucha química. En general, a mis seguidores les decía: no hay disco hasta que no haya canciones. La fecha no la pone un disco y las canciones salen. Y con éste lo medio avisé en un post porque no quería tocar, no quería coger una guitarra, ni un piano… No quería hacer nada. Venía de una situación tanto personal como laboral muy convulsa, y decidí parar. Me encontré con las canciones, las miré y me dije “tengo un disco”, pero la pregunta fue: ¿quiero hacer un disco aunque lo tenga? Lo que venía haciendo era eso, tengo canciones para un disco y la consecuencia inmediata era hacerlo. Por una vez me hice ese pregunta, y a partir de ahí empecé a ponerme líneas rojas para hacerlo. Si voy a hacer un disco, quiero lanzarlo. De aquí a que lo lance, no quiero ir con prisas incluso de a quién tengo que buscar para colaborar. No, lo quiero hacer yo, y si el día de mañana tiene que salir una canción de IGNIS con una colaboración, sadrá como salieron en su día Dónde estabas tú con Iván Ferreiro, que se lanzó casi un año después de la publicación de La reina pez. Que las cosas se den de manera natural. Soy publicista y entiendo todo eso, pero no me valen las estrategias. Me cansé de hacer estrategias porque por muy buena que sea, tienes que tener determinados mimbres dentro de la industria para que un proyecto salga adelante. Y yo no me considero en una situación de privilegio porque me siguen pasando fuegos, me siguen pasando cosas tras veintidós años de carrera. A veces, cuando hablo, la gente piensa que soy una soberbia, pero yo no hablo por mí, que yo ya he pasado por eso, ya me lo he comido, y simplemente vengo avisando porque si me pasa a mí con mi experiencia, qué no le pasará a un artista emergente, o a alguien que está empezando. Si para mí lo es, y ya voy consiguiendo que me resbale un poco y que esos fuegos no me tiren, pero qué pasará con esas artistas que no saben cómo funciona la industria. A mí me ha costado sudor y lágrimas entender su funcionamiento y vivirla. Ahora que te entiendo, no te quiero, no quiero estar ahí, y es una decisión voluntaria, aunque la gente pueda tacharme de artista frustrada. De frustrada nada, estoy muy feliz porque estoy haciendo lo que quiero, aunque fuera se pueda leer como una respuesta de no éxito. El éxito lo mide cada uno, y el mío lo tengo medido, después de la cruda experiencia, en hacer lo que quiero. Ante frases como “lo haces desde una comodidad, etc”, pues lo más honesta que puedo ser con eso es que si en un momento dado me invadiese el síndrome del impostor (que puede ser, porque todos los artistas pasamos por eso), hay veces que digo: he escrito para mucha gente, y con los derechos de autor he financiado y sigo financiando mi carrera. Igual es un capricho que me estoy pegando, porque podría estar en mi casa escribiendo canciones y olvidarme de ser artista, y no tenga mucha razón de ser la de pasta que me gasto, y lo que invierto, una y otra vez, lo que le “pedía” yo en su día a una multinacional que hiciera conmigo y no hacía. Siempre me queda la duda de si es un capricho que me puedo permitir porque en mi vida familiar, como, en todas las familias, hay una parte que está ahí respaldándote y te sustenta, en el sentido de que puedes correr ciertos riesgos con lo tuyo porque si pasa algo, esa parte está ahí. Eso lo tengo, no se lo voy a negar a nadie, y te puede permitir tomar decisiones de una forma más alegre, pero no deja de ser mi dinero, mi inversión, el hecho de querer recuperarla, y todo es fruto de mi trabajo y de mi esfuerzo. El público es soberano para opinar, y a veces lo hacen sin saber, pero no pasa absolutamente nada.
Hablabas de Iván, y es precisamente una canción suya la que te “reactiva”.
Me cuesta mucho separar mi versión de artista que está en la industria, que tiene compañeros con los que me llevo muy bien, como puede ser Iván, con mi versión fan. En el momento el que le veo abrir la boca y cantar, se me activa en el cerebro el modo fan y ya no me lo puedo sacar. Y ojo, estoy muy feliz con que no se me vaya eso. Podemos estar tranquilamente comiendo o tomando algo, pero al minuto le veo en el escenario y me pongo a llorar. No quiero que nadie me robe eso, todavía. Soy fan de muy poca gente, declaradísima como lo soy también de Los Planetas, y es algo muy bonito. Tengo todos los discos de ambos.

Por cierto, te has rodeado de musicazos.
Es una maravilla y todo es cosa de Ricky, empezando por que una de las primeras líneas rojas que puse era el reto de contar con él. Siempre me ha gustado su trabajo y sus producciones, y tenía claro que quería que el disco lo hiciera un bajista. Todos mis discos habían estado encarados desde el punto de vista de un guitarrista, y ya en mis composiciones me di cuenta de que no había espacio para solos de guitarra. En IGNIS hay muy pocos con respecto a otros discos. Hay una inercia en la composición, y pensando en que cuando me subo al escenario siempre me ponen el bajo y la batería, pensaba en que tenía que ser Falkner. Pero no me valía solo con saber cuánto cobra o qué disponibilidad tendría: yo quería que él quisiera hacer mi disco. Me he llevado tantas desilusiones en la industria, que por una vez necesitaba hacer un disco con alguien que quisiese hacerlo conmigo. Hasta entonces venía trabajando con Sebastián Krys, y es verdad que es mi mejor amigo y lo hablaba de hecho con él. Recuerdo que me decía ¿y por qué no va a querer? Y yo le decía que estamos en España, y yo tengo una mochila que pesa a quien la lleva, ya que puede haber quien piense que le trasladas parte del peso si se roza contigo. Yo esto lo he visto, y con los años se ha ido limando y me he ido ganando un poquito de repeto como para que esa mochila no se tenga tan en cuenta, pero oye, a mí me gusta preguntar. Tengo esa sana costumbre. Ricky me dijo “¿tú estás tonta? ¡para mí hacer tu disco es guay!”. Me hizo mucha ilusión, y luego, ante la pregunta de cómo quería hacerlo, le dije que como en un principio no quería hacer un disco, no queria decidir nada de cómo hacerlo. Le enviaba una guitarra y una voz, en plan “estas son las canciones, me meto contigo en el estudio, grabamos, y si noto que algo de lo que estás proponiendo no lo veo, tú tranquilo que te lo digo.” Él aceptó, y cuando llegó el momento de saber qué necesitaba, me dijo que le molaría grabar con Dani Ferrer, con Víctor Valiente, con David Soler, con Jordi Mora de ingeniero… “He trabajado con todos ellos por separado, pero juntos en un mismo proyecto no, y para mí es como el dream team”. Me pasé toda la grabación llorando, emocionada, viéndolos tocar, y estaba viendo cómo las canciones fluían de una forma maravillosa. Tanto que me quedaba callada en vez de cantar. Estoy segura de que en algún momento dudaron de si yo cantaba o si era un bluf (risas). Un día me. dijeron “te vamos a grabar una voz de una”, y entré y la grabé de una. Salí, pregunté si querían que hiciese otra toma y tan solo me decían que por qué no había cantado en toda la semana. Fue muy divertido, la verdad, y luego me dijeron que se grabarían instrumentos en la Casa Murada, y las voces las grabamos en dos días. Y se grabaron así, en dos días a toma, una detrás de otra. Muy easy, tanto que luego pensaba, ¿y ahora qué hago yo con la gira de esto?
Justo me estaba imaginando eso, una gira con ese dream team.
Van a estar, confirmado. De hecho, voy a hacer solamente siete fechas tras hacer encaje de bolillos, porque ellos no paran, y tengo muchas ganas porque es bonito enseñar a la gente, no solamente el disco, sino que lo que he vivido yo, lo puedan vivir también. Para los músicos también será su primera vez juntos conmigo, y eso es algo muy emocionante. Me apetece mucho.
Incondicional en vivo será una suerte.
Esta canción la escribí en tres minutos, tan tierna y tan dolorosa a la vez, la escribí a la media hora de suceder lo que cuenta. Estaba buscando un sonido en el ordenador (odio Pro Tools con toda mi alma, donde esté lo orgánico…) y encontré de repente uno que me gustó. Lo que recibe Ricky son esos acordes, esa electrónica pura y dura, que es para mí una rareza, y ya marca mogollón la producción de esa canción. Dura seis minutos, pero si es por mí dura catorce y me quedo a vivir en el bucle ese del final, y le meto más techno atrás, cosa que no quiere decir que en directo no suceda. Muchas veces compongo con imágenes en la cabeza, y me expreso de la misma forma, con hordas de orcos o con escenas en las que se rompe un corazón. Es algo muy divertido cuando hay músicos de esa calidad, que lo ven a la primera.
Esto nos lleva también a Niña Descalza.
¿Por qué a los que os gusta la música os gusta esa canción? Para mí es una de mis favoritas, y creo que va a ser la gran incomprendida por mi gran público. Sé siempre, de mis discos, cuando los lanzo, cuál va a ser la incomprendida. Esta es una canción con una estructura distinta, muy del cubo de Rubik. La parte del final, cuando cambia y abre a mayores, es su estribillo original. De hecho venía de una estructura más convencional, y eso me aburre. Me pasa con muchas canciones, también en Si los árboles bailan. Veo que tengo más de un estribillo, y otros artistas eligen uno. pero me las apaño para salvar a ambos. Soy muy fan de esas canciones que abren, y esto me permitía generar una tensión que se corresponde con la letra, la más potente en lo emocional del disco.
