En abril era ley acercar a nuestros lectores el libro De bolo: manual de música en directo, escrito por uno de los profesionales más importantes de la industria musical contemporánea. Javi García, experto en el negocio musical, ha dedicado los últimos 40 años de su vida a la producción de eventos, al management y a los lanzamientos discográficos, es profesor en la Universidad de Barcelona, es una de las caras más reconocibles de la Asociación de Representantes, Managers y Promotores de Catalunya. En cuanto sacamos un ratito para charlar en su última y ajetreada visita a Madrid, Javi la resume con un “¡Esto es rock and roll!”. Su libro, publicado por la editorial Silex, es una obra profesional, que de inicio iría dirigido a alumnos del Music Business, a artistas emergentes y a curiosos de la música en vivo. “Muchos músicos no saben cuál es realmente su profesión, ni saben cuál es el trabajo que hace su manager, ni cómo se gana la vida. Conseguir conciertos es tan solo la punta del iceberg”. Javi afirma con conocimiento de causa que hay mucha ignorancia e incluso más fantasía en lo que la gente externa cree que es la música, situada además en el nivel más bajo de todas las industrias culturales. “Primero está el cine, el teatro, luego la danza clásica, moderna, española, luego el circo y finalmente las agencias que hacen multimedia o galerías de arte. De la música no habla nadie, y ese es el agravio que tenemos las personas que nos dedicamos a ello, y es por lo que estoy luchando desde la ARC desde hace 20 años. La música popular es el arte más sencillo, con tres acordes llega a todo el mundo, a todas las fiestas mayores de los pueblos, a todos los grandes festivales (que cada vez hay más), y es considerada vodevil. No somos parte del vodevil, somos una industria que supone alrededor del 4,5% del PIB, que es algo que no quieren reconocer”.

Javi lamenta que todavía no exista la enseñanza oficial reglada en nuestro país, con el agrabio que supone a nivel europeo. “Cuando salimos del país, nuestros títulos son un cromo”. Al mismo tiempo, lucha por el reconocimiento oficial titulado del trabajo de miles de profesionales del sector que llevan diez, veinte o cuarenta años sacando adelante la industria sin ningún tipo de amparo. “¿Porqué el teatro y el cine tienen todas las categorías socio-laborales y nosotros no? Somos unos mindundis. Vas al teatro, y desde el jefe técnico hasta la última persona de categoría laboral más baja tiene su horario, su salario fijado y sus horas extras. Nosotros cobramos nuestras horas, pero no son reconocidos ninguno de nuestros derechos ni ninguna de nuestras obligaciones. No existimos, ese es el drama”. Esto además hace que la endogamia en la industria sea todavía más férrea, debido a la falta de regulación y de una formación específica. “La endogamia es defensa propia, esta situación de décadas nos obliga a centrarnos en la confianza. Cuando necesitamos a un profesional, llamo al lobby y me llegan cinco, seis, diez personas recomendadas por gente del sector. Ocurre lo mismo si viene alguien externo con un millón de euros diciendo que quiere montar un festival.” El libro de Javi es una guía imprescindible para entender y aprender, para hacer las cosas bien, y para no cometer los errores que muchas personas de la industria han podido cometer en el pasado por el hecho de no tener herramientas. Es didáctico, formativo, y se aleja del morbo de las miles de publicaciones musicales, admitiendo Javi que es lo último que necesita el sector, en estos tiempos de biopics. De hecho, recomienda otras obras de diferente enfoque como “Así funciona el negocio de la música” de Vicente Mañó (y Javier Bori), y “Cómo funciona la música” de David Byrne. “Soy maestro, soy psicólogo social, tengo un doctorado… Si estoy en esto, es porque un día elegí que esta sería mi vida, sin despreciar mis otras vidas. Y lo que llevo casi veinte años pidiendo es dignidad para las personas que nos dedicamos a cualquiera de las esferas de la música, incluida la vuestra, la de los medios musicales. La pelea seguirá con la Generalitat y con el INAEM, porque no puede ser que no se considere como cultura real la mayoritaria de todo”.
