Revista Sold Out > Entrevista > Luis Fercán hace una pausa en su viaje para hablarnos de su disco «Postales perdidas».

Luis Fercán hace el camino al andar, pero al echar la vista atrás, sonríe, y disfruta del volver, llevándole la contraria a Machado y al camino que por defecto parece marcarte la vida. Postales Perdidas (Calaverita / Metales Preciosos) es fruto del camino, de la nostalgia y del volver. Son nueve maravillosas cancio-

nes que se te meten tan adentro como pocas veces hemos experimentado. Luis se pide un vino en el Circo de las Tapas, en pleno Malasaña, para contarnos los detalles.

De sensaciones intuyo que vamos bien.

Con respecto a las mías, es curioso porque pasaron unos meses desde que grabamos el disco hasta que lo publicamos, y aquellos días tuve muchos nervios que se fueron, y que volvieron en el momento en que se publicó. Me volví a emocionar como cuando salimos del estudio. Y luego sí que la gente lo está recibiendo de una forma increíble, no he escuchado todavía malas críticas. Es cierto que los singles eran un preludio para introducirles en el universo del disco, y creo que eso también funcionó.

¡Grabado en las montañas de Euskadi!

Exacto, cerca de Donosti, en medio de las montañas en unos estudios que se llaman Gárate, un lugar en el que las casas más cercanas están a kilómetros. Así que estábamos en medio de la nada, durmiendo en literas y viviendo una experiencia cojonuda.

Ahi estaba Nacho Mur, claro.

El estudio es de Kaki Arkarazo, y Nacho lo escogió porque consideraba que era el sitio ideal para grabar el disco. Y tenía razón. Es el tercer trabajo en el que está presente, y somos ya más íntimos que compañeros de trabajo. Me encanta su curro, y para lo que yo quiero hacer y la forma en que quiero hacerlo, Nacho es el mejor. Para hacer cosas orgánicas, con mucha elegancia y sutileza, me parece que es el mejor.

Cuando un artista lanza un disco, muchas veces se echa mano de la metáfora de un viaje musical, pero esto ha sido un viaje de verdad.

Ahí no hay metáfora, este es un viaje tal cual. Al contrario que el anterior disco, que está compuesto totalmente en casa en pandemia, este es todo lo contrario, se ha ido componiendo en carretera, en diferentes lugares. Desde la primera canción hasta la número nueve.

¡Cada vez que entrábamos en RRSS te veíamos en un sitio distinto!

Fue una locura, porque cuando no giraba me iba de vacaciones por ahí. No sabría decir en cuantos lugares estuve, pero con la gira estuve en ciento diecisiete, y con este disco creo que van a ser más.

Supongo que libera viajar tanto.

Sí, me encanta además, aunque el cuerpo me está pidiendo también un poquito de tierra, un poquito de suelo. Necesito estabilizarme en un lugar fijo al menos un tiempo, porque llevo así varios años y para la cabeza, el hecho de estar siempre en lugares diferentes, le genera cosas buenísimas, pero también otras que la sacan de quicio. Llamo tener un sitio a estar una semana o un mes en el mismo lugar, que tampoco es que sea tanto, pero necesito ese cable a tierra.

En esas canciones vence lo orgánico, lo intenso, y mucha naturaleza.

Lo que buscábamos era eso, que sonase muy real, muy orgánico, muy honesto, y creo que lo hemos conseguido bastante.

Y esa referencia a San Vicente do Mar…

La pre-producción la hicimos allí, y es que yo vivo allí, en O Grove, que es uno de esos sitios que te decía para echar cable a tierra. Queríamos que el disco tuviese también esa parte en casa, y el Náutico era ideal.

Diste mucha importancia a Una Señal.

Queríamos publicarlo como single, pero nos parecía bien lanzar primero unos tres o cuatro porque quizás no lo veíamos como el tema de presentación, es decir, yo entendía que era Busco el ideal para eso, ya que es el que más envuelve la historia de todo el disco. Una Señal es una canción en la que hay un poco de todo, porque me veo mucho a mí, pero también hay un intento de encontrar nuevos sonidos, doblando la voz, con Nacho haciendo cosas distintas con sus guitarras, y a la salida del disco pensé: “ahora que ya está todo un poco masticado, hablemos de este tema que es algo así como café para cafeteros”

Nos sorprendió Ese Borracho, porque recuerda precisamente a otras cosas que hace Nacho Mur.

Cualquier cosa que hagas coreable y con determinados ritmos recuerda a La M.O.D.A., y quizás haya un poquito de eso, sí. Salió así, es un tema con toques folk, y bueno, yo encantado con que suene a ellos.

Encima pasas de Hay algo en esa luz a esa bomba y el contraste es muy loco.

Es una buena hostia, tienes toda la razón.

Entre medias, has hecho otras cosas, como la colaboración con Carla Collado.

Se resume en que es un tema precioso. Soy reacio desde hace tiempo a hacer colabos que no me emocionen, y en este caso, en verano me llegó un mensaje de Esteban, la persona que lleva las cosas de Carla, en plan “escucha este tema, a ver qué te parece”. Le dije que me parecía una putada porque no sé decir que no a estas cosas, pero al mismo tiempo no quería hacer colabos porque quería estar más centrado en lo mío. Me dijo también que Carla venía a mis conciertos en Barcelona. Recuerdo que escuché el tema, estaba con una amiga y le dije “tía, escucha esto a ver si es movida mía, pero esto me parece brutal. No sé cómo lo voy a hacer, pero quiero hacer esto con ella”. La música de verdad está ahí. También hay que decir que no a un artista que te mole si su tema no te gusta, y de repente aparece una Carla, a la que yo no conocía… Llamé a Toño y a Laura, mis managers, y les dije “vamos a decirle que sí. No sé si va a poder ser ahora, pero vamos a hacerlo”, porque creo que hay que hacer cosas que estén bien, y en este caso está increíble. La suerte la tengo yo por poder poner mi voz ahí. ¡Y Carla, un solete, además!

Volviendo a tus singles, los clips parecen un cuaderno de viaje por capítulos.

Fue surgiendo en realidad. Estos últimos años estuve mucho en Navia, que tengo allí a lo que considero mi segunda familia y muchos amigos que me han tratado increible. Mi zona segura ahora mismo es cuando estoy allí. Me siento tranquilo, surfeo, hago mis movidas, y queríamos grabar todos los videoclips con peña de allí. El que quema la silla, por ejemplo, es Avelino, que es el colega que tiene el chiringo donde surfeo; Luján y las niñas, que son las hijas de Avelino, salen en Frío al verte; en Una Señal salen Dani y Ríos, que son colegas. Ninguno son actores, y esa pureza que tienen y cómo son, es lo que hace que el resultado sea tan emocionante. Me parecía bonito cerrar un disco en el que estando de viaje, al final termino en Navia, y descubro entonces que hay algo mío allí. El final era este, esta es la peña que me encontré por el camino, y ahí queda eso.

Y en los shows, ¿cómo planteas esto?

Normalmente estaba saliendo yo solo, o con un formato diferente al que voy a llevar ahora. Que es cierto que voy a seguir yendo solo en la mayoría, pero en otros conciertos quiero ir con la banda con la que grabé.

Solo tú, como cuando todo empezó, en salas como la Buho Real.

Sigo defendiendo además que hay que seguir yendo a esos sitios.

¿El tiempo ha pasado rápido o lento?

Pasa muy rápido. Aprovecho mucho los días, y parecen ir por eso más lentos, pero luego el tiempo se va muy rápido. Cuando por ejemplo hago Murcia y Alicante, disfruto mucho ambos conciertos, y cuando llega el lunes pienso que el finde ha sido eterno, pero luego pienso en que la última vez que había tocado en Murcia fue un año antes y parece que fue hace nada. ¡Me pasa el tiempo raro, pero bien!

¡Tienes como veintiocho fechas!

Por ahora son esas fechas, pero habrá más, porque las cerradas son solo hasta mayo, que realmente está casi ahí ya. También habrá alguna sorpresa, alguna salida pequeña a Madrid, porque como decía, hay que seguir haciendo esas cosas. Hay que volver y estar con las personas que te han ayudado desde el principio.