Hablar de Joseluis nos traslada siempre al Teatro Romano de Cartagena en 2024. Allí, con apenas una canción en plataformas, regaló al respetable en clave Big Up! un recital único que terminó por ganarse a propios y extraños dentro de la industria. Estos días ha publicado su primer larga duración, titulado Por ahora para siempre, y pudimos compartir una buena caña madrileña – con su tortilla a juego – para hablar de canciones, conciertos y sueños.
Al fin el disco está fuera.
Y me siento muy bien, a lo mejor demasiado bien para como debería estar. Es decir, estoy expectante, pero también tranquilo. No estoy nervioso porque la respuesta ya no depende de mí, y ya me he agobiado lo suficiente hasta hoy.
Cómo se gestionan las expectativas desde ese punto de calma.
Según mi progresión, en un primer momento yo no esperaba nada. Lanzo una primera canción en su día con cero expectativas y me sorprendo al ver que la han metido en listas importantes en Spotify y que la gente la comparte a mil por hora. Entonces me digo: hostia, pues ya he hecho mil escuchas en apenas dos días. Para artistas que están fuertes es algo significante, pero para mí era increíble. Eso se mantiene ahí, sin fliparse, pero me llevó a decidir hacer otra canción, para ver qué pasaba. Y cuando quieres darte cuenta, aparece Sony y sube mucho tus expectativas. En este punto ves esta industria más de cerca, te ves a ti, y tratas de ser cauto. Esto está muy bien, está muy por encima de lo que tiene la mayoría de gente, pero cuidado, no te engañes y sé consciente. Trato de guiarme internamente y de ser consciente de que es más fácil que esto vaya mal a que vaya bien, porque la música es así, y hay más opciones de que no le guste a alguien que de que sí, porque no te conocen o porque le das igual. Trato de ser realista, creo que sé hasta dónde va a llegar el disco, me lo imagino. Entonces, todo lo que supere eso…
¿Hasta dónde crees que puede llegar? Tengo claro que será una cosa muy de a fuego lento porque, además, la forma en la que he sacado mi música (con solo dos canciones fuera anuncié tres más y saqué un disco) no es para nada lo habitual. No es la estrategia más mainstream , pero es la que considero, a lo mejor porque me he romantizado mucho con la música. Pero me gusta que sea así, porque meterte a escuchar un disco tras haber escuchado la mitad de sus canciones, pues… Este es un disco que hay que escuchar de principio a fin, hay que prestarle esa atención, y eso es siempre más lento. Pero es el camino más fiel a cómo quiero hacer las cosas. A partir de ahí me sorprenden cosas que ocurren con la gente que conozco, la gente que le gusta y que me sigue, que es algo que no esperaba. Entonces piensas que es un disco bueno, y a lo mejor en algunos circuitos tiene su repercusión, pero también sé que no me haré millonario. No me va a solucionar la vida.

El romanticismo pasa por publicar un casete con tus primeras referencias y por un montón de detalles sonoros que terminan de desarrollarse en el disco.
En el disco he tratado de profundizar en las canciones que abrían en crudo, con guitarra y voz, marcando al mismo tiempo una línea roja muy clara para no pasarme de elementos ni de intenciones, buscando el punto justo de aportes. Haciendo La gravedad con Alberto, que es con quien hago todo, empezaba con unos acordes y yo le dije: “esto es mucha música para Joseluis.” Me empeño en que las canciones lleven menos cosas, en un ejercicio de hacer y quitar para ser lo más fiel posible a lo que venía haciendo.
Hablemos un poquito del pop y el folk tan marcado de La gravedad.
Supongo que lo dices por las cuerdas. Me apetecía que fuera una canción así, la veía bastante solemne, con un estribillo muy sentido, y me apetecía. Me apetecía mucho también hacer las cuerdas, vi que podía hacerlo, y me apoyo en referencias que hacen cosas similares, como Neil Young. El disco lo entiendo un poco así, buscando lo que mejor encaje, hacer lo que me apetece y lo que pueda hacer. No soy de la gente que piensa que tienes que hacer un disco que puedas defender en un directo.
En realidad tienes que hacer unas canciones que puedas defender en un directo, es decir, el disco es una experiencia y el directo es otra. A mí no me gusta ver en directo una fotocopia del disco, porque me parece algo un poco muerto, aburrido, Yo voy a ver otra cosa, y el disco es para escuchar en casa, cuando estás en el mood.
Hablando de solemnidad, quizás la pista más completa, que tiene absolutamente de todo, sea Caballo del Carreras.
Hace poco tuve una conversación sobre esto. El disco es creíble, viéndolo desde la distancia, todo está dentro de un orden, pero se nos salía de esto una canción, en la que coincidíamos casi todos, y era ¿Dónde estás? Esto que dices me gusta que pase, por las percepciones tan distintas que hay, lo cual dice algo bueno del disco y a la vez un poco malo. Cada medio o periodista ha hecho preguntas similares con canciones completamente diferentes. También es cierto que este no es un disco de tres singles evidentes y considero que es una virtud el hecho de que sea muy homogéneo, muy lineal. No hay muchos altos y bajos. De hecho, Navajas de Albacete fue algo súper directo que gustó a mucha gente a la que quizás ahora no le guste este disco. Y habrá gente nueva a raíz de escuchar únicamente este trabajo, no lo sé.
De los singles que salieron en su momento, Miedo de un país me parece de las mejores canciones que he hecho, sobre todo vista desde fuera, con esa letra…. y Fortuna, por ejemplo, sí ha conectado con esa gente que es más de Navajas, porque es una pista muy directa. Pero insisto en que el disco requiere una atención que no abunda.

Navajas de Albacete de inicio iba a ser un descarte. Menos mal que no.
De hecho me salió sin querer (risas). Ahora estoy muy contento de haberla elegido como la primera, porque de inicio iba a ser Caballo de carreras, al ser la primera canción que hice en mi vida. No la elegimos finalmente porque nos daba mucho respeto. Teníamos mucha fe en esa letra, que creo que es la que más define la esencia de lo que hacemos. No lo llevamos a cabo por miedo y terminamos lanzando Navajas por tener algo ya. Esto me sirvió para conocer a Alberto Saorín.
¿Las canciones nacen para el disco?
Hay canciones que ya existían, canciones que hemos compuesto juntos, canciones que estaban a medias y se han terminado para el disco… Todas las canciones, eso sí, pasaban por Alberto. Cuando termino una, se la enseño y él se convierte en partícipe, aconsejándome sobre lo que añadir, quitar o mover. Termina formando parte de todas las decisiones importantes del disco y yo confío mucho en él, porque incluso me hizo ver cosas que yo quería y no veía. Sin ir más lejos, Miedo de un país lleva un riff suyo y yo hice la letra. Hemos grabado en Pamplona, durante dos semanas en las que nos volvimos locos y comimos mucha fabada asturiana.
Tenemos la referencia de tu directo en el Big Up! en Cartagena. Se intuye que el actual será muy diferente.
El show actual no es tan acústico, que era algo que se exigía en aquel encuentro. Seremos el propio Alberto a la batería, Pablo al bajo y yo a la guitarra. Lo curioso es que ni Alberto es batería ni Pablo es bajista como tal, y yo (más allá de cantar) no soy un guitarrista como para defender algo con creces. Seremos de momento un power trio, buscando ampliar a cuarteto. De hecho es el formato con el que queremos tocar en la Sala El Sol el 20 de junio. Al respecto de esta fecha estoy ya algo nervioso, me pone muy tenso tocar. Me gusta más componer, lo demás me genera cierta agonía. Empiezo las canciones casi queriendo que se terminen (risas). Probablemente siendo cuatro lo disfrute más, pero me fustigo mucho.
Terminemos hablando de Como el sol.
Para entenderla, te diré que es un reflejo de Guapo, que es una pompa de ego y de inseguridades que abre todas las historias. Como el sol es una forma de pedir disculpas por muchas cosas. No soy malo ni la mejor persona del mundo, y aquí lo reconozco.
