Son una de las grandes revelaciones del rock en español, y están de dulce en la etapa previa al lanzamiento de un primer LP que quizás cambie sus vidas para siempre. Ultraligera son Gisme, Coque Fernández, Santi Urruela y Martín Aparicio, a quienes les une una aventura que no para de crecer y que tiene un capítulo inminente en el Teatro (de los sueños) Eslava, en donde agotaron entradas en apenas seis días. Nos tomamos unas cañas en Tirso de Molina para comentar esta y otras jugadas del rock, así, tan pichis.
Todo el mundo habla de Ultraligera.
G: Y vemos con mucha alegría que esté surgiendo una comunidad tan chula que nos esté apoyando tanto, y que estén entendiendo nuestra propuesta musical y letrística, y las emociones que tratamos de generar en los conciertos, que creemos que es nuestro punto fuerte. Estamos viviendo esta aventura con la sensación del trabajo bien hecho, de orgullo propio y, por otro lado, con mucho agradecimiento.
Cómo se resume la historia de la banda.
G: es la historia de tres amigos que se juntan en el instituto, buscan un batería y no dan con la tecla, hasta que un día nos topamos con Martín, que venía de Galicia. Ahí es cuando se forma el cuarteto, y ahora es cuando hemos ido introduciendo a un guitarrista más, un amigo de otras bandas. Ya sabes, formábamos parte de esa movida adolescente en la que todos tenemos muchas bandas y todas van a llenar estadios. Luego la vida nos va bajando un poco a la tierra, y uno empieza a ser consciente de lo que supone tener una banda, y cuáles son las formas reales de trabajar en esto, las formas de hacer rock. La ilusión permanece al mismo tiempo que las bandas van cayendo, y al final lo que ha quedado es esto, este grupo de amigos. Publicamos por singles un EP, Europa, y a partir de ahí empezamos a preparar nuestro primer disco, que es el que realmente nos ha impulsado a entrar en la escena, o eso es al menos lo que se percibe desde fuera.
Ese EP ya llamó mucho la atención.
G: aquí es donde entra la figura del manager, que es para nosotros uno más, un amigo, que entiende la música justo desde ese rol. La discográfica aparece al final para completar un esquema que supone para nosotros quitarnos trabajo en ciertas cosas, y para apoyarnos en otras. La verdad es que lo mejor de todo esto es que sigue intacta la premisa de por encima de todo, nada ni nadie modifique nuestra forma de hacer arte y de defenderlo.
En los adelantos del primer disco vemos mucho rock, y también intimismo.
G: con las letras siempre buscamos desarrollar un alter ego, y luego lo instrumental apoya esa idea. Es lo grande de la música: con una sola palabra, y con la música que hay detrás, con una determinada melodía, con un ritmo concreto, te hace sentir cosas mucho más grandes que si simplemente la hubieses visto escrita. Tratamos de contar historias de personajes que incluso podrían haber sido nosotros mismos si las cosas se hubiesen dado de otra forma. Incluso a veces contamos historias propias, aunque no somos de contar la vida tal cual se da, sino de imprimir decadencia en ciertos personajes medio enloquecidos que parece que soltamos por las calles, que jugamos con ellos como si fueran playmobils, y a los que en definitiva tenemos que poner en determinadas situaciones para ver cómo acaban. Matanza en el hotel, por ejemplo, habla de ese momento al final de una relación en el que los que la forman ya no se entienden, y entonces se baten en duelo con el escenario de un hotel de lujo de fondo, para escenificar esa muerte del amor que todavía tiene chispas de pasión cuando recuerdas por qué empezó.
Ya que sacamos el tema de los últimos adelantos, habladnos de El Pueblo.
G: El Pueblo es esa mirada nostálgica de lo que vas perdiendo cuando empiezas con la música. Ganas muchas cosas, pero te deshaces de muchas otras que puedes llegar a echar de menos: los fines de semana en familia, las cervezas despreocu-padas de los sábados y domingos rodeado de amigos… Ahora te las tomas, pero dentro de un contexto de esto del rock, casi como un semi-trabajo. Estás mucho rato pasándolo bien, pero al mismo tienes que estar un poco al loro de que la propuesta que tienes no decaiga. Miramos al pueblo que dejamos atrás, a esa chimenea encendida de cuando eras pequeño y estabas en torno a ella en una comida familiar… Lo miras desde la perspectiva de ir caminando por la calle hacia un concierto, y darte cuenta de que todo se ha perdido, de que casi estás perdiendo la cabeza por los horarios, por la falta de rutina, que es uno de los grandes peligros de esta profesión.
El tiempo se parará un poquito al menos en el local de ensayo.
C: en el local es donde más tiempo pasamos, donde más tranquilos estamos, en procesos de composición, preparando shows, haciendo fiestas… Nos hemos cambiado de local recientemente tras muchos años ensayando en un zulo en el que todo estaba mal, y hace unos meses nos montamos un local un poco más chulo, que da pie a organizar alguna fiesta, y sobre todo a pasar tiempo relajándonos. Antes íbamos a ensayar y gracias, porque no resultaba agradable ni para tomarse una cerveza ni para estar. Ahora tenemos sofás, una zona para tomar algo, una barra.
¿Por qué Pelo de foca?
G: queríamos que el nombre del disco aludiera más a una sensación que a una idea racional. Creemos que los nombres influyen y casi determinan la forma en la que se va a escuchar algo, algo que puede ocurrir también con la estética y todo lo que lo envuelve. Pelo de foca es una idea de algo extraño, ya que pocas veces uno se para a pensar en el pelo de una foca. Nadie, salvo quien curre en Faunia, tiene una idea u opinión real de ese tipo de pelo, por tanto es como entrar al universo de Ultraligera despojado de tus opiniones de siempre, para activar una parte menos racional de ti que te lleve a guiarte más por sensaciones. Creemos que es algo que falta en nuestro entorno, en el día a día.
Habladnos un poco de vuestro equipo.
C: el disco lo grabamos en Estudio Uno, con Ludovico (Vagnone), con quien habíamos trabajado ya en el EP. Nos gustó mucho su forma de trabajar en aquel momento, y quisimos que estuviese también ahora. Al mismo tiempo, investigando sobre quienes habían producido a bandas que nos gustaban, vimos que se repetía mucho el nombre de Óscar Clavel. Consultamos a la discográfica si era posible contactar con él, tuvimos una reunión en la que parecía entender el concepto, nos metimos al estudio después y la verdad es que estamos muy contentos con el trabajo que ha hecho. Estuvimos muy a gusto, entendió muy bien las canciones y en las mezclas consiguió alcanzar el sonido que queríamos, algo que desde mi punto de vista no habíamos conseguido antes.
Al respecto de los diseños de Alejo Trulls, una canción = un símbolo.
G: esto surgió gracias a un viaje por Europa que hicimos Alejo y yo. Empezamos a comentar, a examinar maquetas, a idear algunas cosas. Luego nos reunimos todos juntos varias veces, porque ya sabes que hay ciertas propuestas que de madrugada se hablan desde otros puntos, pero a partir de este viaje con Alejo, que ahora mismo está diseñando en Suiza para marcas muy exclusivas, mantuvimos esa conversación a base de videollamadas. Él necesita ver qué sentimos, cómo lo sentimos, y le gusta mucho lo críptico, lo misterioso, las cosas no evidentes. Siempre ha sido proclive a hacer cosas que tengan varias miradas. Diseñó todo este concepto de símbolos, y fuimos comentándolos, ya que quería que cada canción tuviera su propio símbolo para que, de alguna manera, la gente lo pudiera hacer suyo, es decir, que tuviera algo visual en lo que depositar toda esa emoción que le pudiera generar una canción, que al final es algo un poco etéreo. Ha ido jugando con el diseño del CD, del vinilo, que hubiera desplegables…
C: cada símbolo está relacionado con alguna parte de la canción, con algo que venga incluido en la letra. En La basura, por ejemplo, el símbolo es una lágrima, que conecta con el verso donde empieza el puente. Cada símbolo es una imagen de algo que ocurre en la canción.
G: desdibujada y hecha ruina, que al final es como empieza la letra y como empieza el propio abedecario, y de donde parte el lenguaje escrito. El pequeño símbolo es que hubo una idea que luego acaba reducida, que termina siendo una cosa reducida al mínimo.
¿Con qué signo os sentís identificados?
C: diría que con el símbolo de la canción que da nombre al disco, que además es la más cañera y ganó el título por eso.
M: es la canción que mejor representa ese estilo de música que nos mola. Somos rockeros, y sí, hacemos pop rock, pero por el estilo de música que escuchamos, por cómo hemos percibido siempre la música dentro del rock and roll, disfrutamos muchísimo tocándola. En los conciertos no lleva samplers, va todo a pelo. Es algo que nos flipa, y yo al menos lo siento así.
G: es cierto que en directo la gente se vuelve loca, es un poco noventera además.
Supongo que por cosas así se consigue llenar un Teatro Eslava en seis días.
C: yo perdí una apuesta con nuestro manager por esto, porque él estaba convencido de que se iba a llenar la sala en un plazo similar, y yo le decía “oye, que quizás lo vendamos todo igual, pero conforme se vaya acercando la fecha.” Lo demás me parecía una locura.
G: ¡yo decía catorce días!
C: nos jugamos una comida, así que tendré que invitarle en algún momento.
G: podríamos mentir y entonar el típico discurso de “oh, no nos lo esperábamos, qué sorpresa”, pero cuando dedicas tanto tiempo a tu proyecto, cuando es tu vida, al final sabes que para vivir de esto hace falta conseguir estas cosas e incluso más. La inversión, cuando llevas una buena producción, es grande, también en tiempo y en personal, entonces más bien nos invadió una sensación de tranquilidad, de confirmar que las cosas están yendo como queríamos que fueran cuando éramos chavales y escuchábamos nuestras maquetas de mierda en los altavoces malos de un coche. Que lo que un día soñamos se vaya cumpliendo nos da una pista de que la cosa va bien. La comunidad está creciendo, el arte es siempre una conversación entre quien lo hace y quien lo recibe, y éste último es capaz de modificar también lo que hace el creador. Nos gusta.
C: la gente nos decía que por qué no cambiábamos de sala, pero queremos ir paso a paso.
G: es un sitio brutal además. La primera vez que salí con amigos por allí fue con trece años en una fiesta light. Se podía entrar con catorce, pero recuerdo mover con tipex la fecha de mi cumple. Borraba el circulo al 8 se te quedaba un 6 de puta madre. De pronto, verme tocando en el escenario junto a mis amigos, haciendo rock ante mucha gente cantando nuestras canciones, va a ser una puta locura.
C: y esto después de un verano increíble, en el que hemos tocado en muchos sitios, nos han puesto a buenas horas, tenemos un club de fans que nos ha seguido a todas partes, con carteles, con merch…
G: ¡también producen memes los cabrones! Nos meten mucha caña, captan cualquier detallito y se lo pasan… Son la hostia.
C: como para no estar agradecidos. En el Jardín de las Delicias se generó un ambiente brutal. La gente así de entregada da un plus a la atmósfera de los conciertos.
